Víctor Antolí fue mi profesor durante casi un año, y lo volverá a ser nada más pueda volver a sus clases (que lo estoy deseando).
Víctor no es un profesor cualquiera. Ha sido un profesor que ha marcado mi vida, al que siempre lo recordaré con una sonrisa de oreja a oreja y al que espero conservarlo durante mucho tiempo.
Es un profesor súper cercano a sus alumnos, da un trato genial a todos por igual, como si fuera tu amigo.
Ir a sus clases es ir a desconectar totalmente de tus problemas o preocupaciones. Es ir a disfrutar y a reír sin parar.
Las clases con Víctor me han ayudado a perder totalmente la vergüenza, a hablar sin pudor en público, a no juzgar por la primera impresión que pueda tener de alguien, y sobretodo no juzgarme a mi misma.
Víctor se deja la piel en cada clase.
Sus ejercicios parecen fáciles a primera vista, pero una vez te pones a ello descubres que no lo son.
Gracias a sus ejercicios he aprendido lo que parece tan simple como parar, respirar y relajarme, que no es nada fácil realmente. He aprendido, con sus ejercicios más profundos a sacar todo lo negativo que había en mi y conseguir desahogarme sin sentirme juzgada, todo lo contrario, sentirme acogida y apoyada.
Por último, gracias a este profesor, he conocido a personas maravillosas como él.
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